jueves, 23 de abril de 2009

¡ME AGARRÓ EL HORMONAZO! (por María)

Qué estado complicado es el embarazo, ¿no?
Recuerdo cuando quedé embarazada de Guada, la verdad que la pasé bárbaro, pero no sé si el cambio hormonal, la ansiedad y los miedos a veces me hacían no reconocerme. Igual lo viví como un idilio.A pesar de haber tenido un embarazo algo complicado (tenía placenta previa), yo lo disfruté muchísimo.
Pero mi segundo embarazo me tomó de otra manera. También lo disfruté, ansiaba volver a estar embarazada, ansiaba la llegada de mi segundo hijo, pero reconozco que me volví un poquito loca.
Yo responsabilizo a mis hormonas, para quitarme un poco de presión; pero realmente fue una época en donde me costó reconocerme y aguantarme y ¡no les cuento lo que le costó a mi marido!
Me enfurecía, todo me ponía nerviosa, terminaba a los gritos y dando portazos. Realmente estaba como loca.
También creo que al ser más grande y ya tener otro hijo era más conciente de los riesgos y me volví más miedosa.
Ya no éramos sólo mi panza y yo las que importábamos, estaba Guada.
Guada que era lo más importante en mi vida. Temía que me pasara algo en el parto, temía que Guada quedara sin mamá. Y también sentía culpa por darle un hermanito, que aunque yo sabía que era algo buenísimo para ella, temía que la pusiera celosa, que le quitara sus espacios y que ella, en consecuencia, sufriera.
Y metida en todos estos embrollos mentales llegó el séptimo mes de embarazo.
Guadalupe había nacido por cesárea en el octavo mes de embarazo, no sólo por tener placenta previa, sino también porque había tenido un par de picos de presión alta.
Entonces, al llegar el séptimo mes de embarazo de Manuel, yo empecé a ponerme realmente ansiosa, veía muy cerca el parto, no sabía cómo iba a aguantar dos meses más.
Estaba gorda como una vaca, harta de mi trabajo, agotada de cuidar a Guada y me pasaba peleando con mi marido. Un panorama espectacular.
No había día en que no brotara y llamara llorando a Verónica, que pobre se pasaba tranquilizándome.
Hasta que una mañana, ya en la semana 35, terminé de enloquecer. Luego de gritarle no se cuantas cosas a mi marido por teléfono y de descubrirme teniendo un terrible dolor de cabeza y de nuca, decidí que era momento de tomarme la presión, que por supuesto me dio muy alta.
¡Voy a parir hoy! ¡Peleada con mi marido! ¡No estoy depilada! ¡No terminé de preparar el bolso! Y para colmo, ¡no tengo una foto con la panza de este mes! Creo que ese fue el pensamiento que más me angustió. Es que realmente estaba desquiciada.
En conclusión, en ese estado de desesperación, luego de hablar con mi obstetra (que me tuvo una paciencia increíble) quedé en encontrarme con ella en la clínica en un par de horas.
Pero los astros no estaban de mi lado, no lograba ubicar a mi marido, seguía sin tener la foto y no lograba tranquilizarme ni bajar mi presión.
Entonces llamé a mi papá, que bastante preocupado me vino a buscar para llevarme a la clínica.
Y allí estaba yo, muerta de miedo, con el bolso en una mano, mientras llamaba al colegio de mi hija para que se enteraran que no llegaría a buscarla, cuando de pronto descubrí que no me había sacado la foto. Y en ese estado de desquicie total, antes de salir, me ubiqué junto al sillón y papá me tomó la foto de mi casi octavo mes de embarazo.
¡Si supieran la cara que tengo en esa foto! Tengo una cara de loca peligrosa, todavía hoy la miramos y no podemos dejar de reírnos. La subiría para que la vieran, pero me da mucha vergüenza.
Gracias a Dios, ese día no nació Manuel, llegué a la clínica y ya la presión había bajado, pero no se hizo esperar mucho, nació una semana más tarde, por suerte en un día en que mi estado mental estaba algo más estable (aunque mi presión no) y mi marido pudo estar tomando mi mano mientras me hacían la cesárea.
Y sí, el embarazo es un momento complicado en nuestras vidas, porque llevamos una vida adentro que depende absolutamente de nosotras y de nadie más. Porque sólo nosotras sabemos lo que sentimos cada día durante esos nueve meses.
Porque se entremezclan miles de sensaciones, deseos, miedos, fantasías.
Y ¡¿cómo no ponerse nerviosa, loca y hasta insoportable?! ¡Estamos por ser mamás! ¡Estamos por recibir a ese ser que vinimos esperando y deseando por mucho tiempo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario