miércoles, 22 de abril de 2009

¡TENGO UN HIJO CHIQUITO! (por Verónica)

¿Qué contarles de Florencia? Ella es mi segunda hija y tiene 1 año y medio. Es divina, simpática, inquieta y ¡tiene unos rulos hermosos! ¡Eso de ser la segunda es un alivio para ella!
Mi primer hija, Agustina, fue creciendo en medio de mis dudas, temores y miedos típicos de una madre primeriza. Con Florencia es todo más relajado y la puedo disfrutar mucho más, pero igualmente que etapa difícil ¡Tan linda como difícil!!

¡Las mamás que tenemos hijos de esta edad sabemos que hasta ir al baño es complicado! ¡Ni pensar en elegir con tranquilidad la ropa que nos queremos poner, maquillarnos o darnos una ducha! La única manera de hacerlo es mientras ellos están durmiendo o al cuidado de otra persona.

No se quedan quietos ni un minuto y todavía dependen mucho de nosotros, de nuestros cuidados, de que los alcemos, demos de comer y demás. ¡¡Agotador!!
Y si no trabajás, o trabajás pocas horas, ni les cuento. Cuantas veces se escucha decir:" ¡Pero qué bueno que podes estar todo el día disfrutando de tus hijos! ¡Me encantaría estar en tu lugar! "
En verdad es hermoso estar con ellos, pero no todo el día.
Yo siento la necesidad de tener aunque sea un rato para hacer algo que no tenga que ver con nuestros hijos.

Ideal sería que pudiéramos hacer una combinación entre ser una mamá y ser "alguien más ", una persona separada de ellos por lo menos por un rato......
Difícil lograrlo, sobre todo cuando tienen la edad de Florencia, pero bueno, lo intento cada día. Me cuesta mucho, igualmente, de a poco, ella va creciendo y eso también me ayuda a recuperar algunos espacios que fui perdiendo desde el momento en que llegó.

Sabemos que cada etapa en el crecimiento de nuestros hijos tiene una parte hermosa y otra bastante complicada. Lo importante es poder disfrutar de ello y salir adelante como podamos con las complicaciones que se nos plantean; pero sin perdernos a nosotros de vista y no resignar esos momentos que encontremos para seguir siendo mujeres, además de madres.

1 comentario:

  1. ¡Me acuerdo cuando Guadalupe era bebé! Me desesperaba no poder tener ni un minuto para mí. En cuanto alguien llegaba a casa a visitarme le entregaba corriendo a Guada para poder meterme en el baño y darme una ducha.
    Y fue en esa época cuando empecé a comer tan rápido, porque era ya fijo que cuando me sentaba a cenar, Guada se largaba a llorar.
    ¡Es una etapa difícil, agotadora! Uno está permanentemente con sueño, sucio de baba, comida pegada en la ropa, preocupado porque todavía no entiende muy bien qué es lo que ese ser tan chiquito quiere decirnos, intentando descifrar sus llantos, sus caras, etc.
    Pero todo pasa, y después vienen otras cosas, los berrinches, las peleas con los amiguitos, las tareas.
    Lo que es realmente cierto es que cuando uno empieza a recuperar espacios propios, todas estas cosas cuestan un poco menos.
    María

    ResponderEliminar