jueves, 28 de mayo de 2009

¡YO ASÍ NO SIGO! (por María)

A veces me descubro, toda ofuscada, que así no aguanto más. Son esos momentos en los que me quedo sin voz de tanto gritar o peor aún, me guardo los gritos y los transformo en un importante dolor de cabeza y mucho mal humor.
Todas tenemos esos momentos en el día que nos superan, ¿no?
Aquí paso a relatarles uno de mis peores:
Cada mañana entre las 7,30 y 8 hs. Guadalupe y Manuel están tirados en los sillones, casi sin presentar signos vitales. Mi marido dándome el beso de despedida y deseándome un buen día. Yo intentando ver si están las mochilas listas, si tengo la merienda preparada para Guada y el cuaderno de Manuel firmado, mientras tanto, repitiendo en un tono aún cariñoso: “Vamos, chicos, tomen la leche, nos tenemos que ir al cole”. Por respuesta un ojo de Guada se entreabre, pero no pasa nada. Manuel sigue en sus más dulces sueños. Entonces, comienzo a vestirlos, pero no reaccionan. “Vamos chicos, que llegan tarde”. Nada, los dos vestidos pero aún inconcientes. “¡¡¡Vamos chicos, son 7,45, ustedes tienen que llegar antes de las 8!!!”, ya les digo con un tono bastante elevado, y por ahí, con suerte, casi se incorporan.
Guada toma una galletita y tarda poco más de 5 minutos en terminarla, mientras Manuel me dice que a la leche la quiere con más nesquik. Ya son 7,50 y no sé cómo vamos a hacer para llegar a tiempo al colegio. Logro que vayan al baño, Manuel se derrama el dentífrico sobre el buzo y Guada queda embobada mirando el noticiero, con el peine en una mano y las colitas en la otra. Ahí ya mi humor se terminó de arruinar, a los gritos les recuerdo que son 7,55 y que a las 8 toca la campana. Le calzo la mochila a Manuel, pero se queja que la zapatilla le queda apretada y entonces se la tengo que volver a atar y Guadalupe aún sigue con el peine y las colitas en sus manos. “Quiero dos trencitas” me dice con total naturalidad como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. “¡¡No hay tiempo, si querés peinarte despertate cuando te digo!!” le contesto con muy mal tono y le hago una colita.
Entonces salimos corriendo, Guadalupe casi llorando y sumamente enojada porque se ve “horrible” con ese peinado y Manuel que se sigue quejando de su zapatilla.
Así transcurren muchas de mis mañanas. Es el momento que más detesto y para colmo, cuando llegamos a la puerta de mi edificio siempre nos encontramos con el encargado. Yo intento cambiar mi cara de loca por una sonrisa, pero veo que él me mira medio preocupado. Y claro, como no, debe creer que soy una desquiciada, termino pensando.

Este, como tantos otros, son esos momentos que sacan lo peor de uno.
Esas situaciones donde terminas diciéndole a tus hijos: “¡¡Yo así no sigo!!”, “Yo no te crié así”, “¡¡Te quedaste un mes sin tv, golosinas, salidas, amigos!!”, o algo más terminante como “¡Ahora quiero ver cómo se arreglan sin mí!” y atinan a agarrar la puerta de salida. Y después de pegar todos esos alaridos, pensás que mejor te callás, porque sino los vecinos van a llamar a minoridad.
Son esos momentos en donde todo se va de control, donde te olvidás del amor filial, el instinto maternal y lo único que querés hacer es desaparecer por un tiempo. Y para colmo, después te sentís culpable porque te enojaste tanto.
¿Ustedes también tienen de esos momentos? ¿Cuáles son?

3 comentarios:

  1. Siii!!! yo tengo 3 niñas.. en mas de una ocacion me he escuchado diciendo cosas como esas...

    Mis hijas dicen... que cuando las llamo por el nombre completo... es que se viene un temporal..

    Es muy grato leerte..
    Saludos!

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  2. supongo que la mayoria tenemos algún que otro momento como ese, a ultima hora con el tiempo justo de salir de casa , se les antoja hacer pipi , y poniendolo aun mas , hacer popo esto es como poko , parece k los pekes en ese momento no tienen nocion del tiempo , sin embargo lo mejor , bueno yo lo pongo en practica todas las mañanas es adelantarte y decir el llegamos tarde con antelacion , que bueno la mayoria de veces no surge efecto pero bueno una se hace ilusiones cada mañana .
    un saludo y animo

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  3. Gracias chicas por sus comentarios!
    Voy a probar eso de adelantarme, mi madre lo hacía conmigo y a veces funcionaba.
    Igual, como me dice mi marido, es para que yo sienta en carne propia lo que yo le hago a él cada vez que tenemos que salir.
    Se ve que mis niños salieron a mí, medio remolones.
    Saludos!
    María

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